AUTOR: Janet Queffelec Padrón
La diplomacia más allá de los Estados es un concepto que en la actualidad es aceptado ampliamente por la humanidad, lo que supone la actuación firme de organismos de carácter global, como por ejemplo la Organización de Naciones Unidas (ONU) o la Unión Europea.
Los 193 Estados miembros que componen las Naciones Unidas, surgida tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, encuentran allí “el único lugar de la Tierra donde todas las naciones del mundo pueden reunirse, discutir problemas comunes y encontrar soluciones compartidas que beneficien a toda la humanidad”, tal y como indica el portal de la ONU.
Llegar a tal grado de globalización era impensable en los años que precedieron al estallido de la Primera Guerra Mundial. En este escenario, la guerra era el mecanismo para la resolución de conflictos y el mantenimiento del “orden”, por lo que los intereses de cada nación estaban por encima de los intereses colectivos. Entonces, la autodefensa era legítima y necesaria.
Equilibrio de poder y expansión territorial
Antes de la Primera Guerra Mundial, conocida también como la Gran Guerra, las relaciones internacionales se manejaron bajo los fundamentos de la Paz de Westfalia, suscrito en 1648, que propiciaron el surgimiento de los Estados y del principio del equilibrio de poder entre las naciones europeas.
La Paz de Westfalia fue determinante para la configuración de un nuevo orden territorial en Europa con el reconocimiento de la soberanía de pequeños Estados, específicamente en la región central del continente. En este contexto, Francia se consolidó como una potencia.
Este equilibrio de poder es ratificado en el Congreso de Viena de 1815, a la vez, que se establece una alianza entre Gran Bretaña, Prusia, Austria y Rusia para frenar las ambiciones de Francia.
Hasta 1914, el nacionalismo imperante en la región motivó la búsqueda de expansión territorial con el propósito además de incorporar nuevos mercados. Los historiadores señalan dos etapas bien definidas de las relaciones internacionales antes de la Primera Guerra Mundial.
La primera, abarca desde 1871 a 1890 con una influencia cada vez mayor de Alemania que desarrolló alianzas con Rusia, Austria-Hungría e Italia para aislar a Francia. La segunda, comienza en 1890 cuando Francia logra vencer el aislamiento al que fue sometida en Europa, estableciendo una convención militar con Rusia para la defensa mutua en caso de un ataque de Alemania.
Luego, en 1902, Francia logra un acuerdo con Italia y acepta la invasión de Libia en África, mientras que los franceses obtuvieron su apoyo para establecer un protectorado en Marruecos.
Dos años más tarde, se produce un acercamiento entre Francia y Gran Bretaña, por el cual los británicos reconocían los derechos de los galos sobre Marruecos, mientras que los franceses renunciaban a sus pretensiones sobre Egipto y Sudán.
Después, en 1907, Gran Bretaña, Francia y Rusia firman la Convención Anglorrusa que dio origen a la Triple Entente. Posteriormente, se desatarían varias crisis bélicas, como la balcánica o los enfrentamientos entre Francia y Alemania por el dominio de Marruecos.
La ONU y la nueva diplomacia
El 26 de junio de 1945, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, surge la Carta de las Naciones Unidas como tratado internacional vinculante de todos los Estados miembros, en cuyo preámbulo se llama a los países “a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas”.
Igualmente, los Estados se comprometen a crear condiciones para el mantenimiento de la justicia, a promover el progreso social y a defender la paz, la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y las libertades fundamentales, todo dentro del marco de la cooperación internacional.
Europa ha tenido un papel trascendental en la nueva concepción de las relaciones internacionales. Cabe destacar que hace más de tres décadas se impulsó la creación de la Unión Europea (UE) que hoy cuenta con 27 miembros y ha marcado una ruptura con el concepto tradicional de diplomacia que dejaba solo en manos de los Estados el manejo de la política exterior, las relaciones internacionales y la defensa de la soberanía.
La incidencia de la UE ha permitido entender la diplomacia más allá de los Estados, bajo la figura de lo que se conoce como soberanía funcional. En el caso de la UE, gracias al Tratado de Lisboa que comenzó a regir desde 2009, el bloque europeo tiene personalidad jurídica propia y está facultado para firmar acuerdos internacionales.