Donald Trump, tras su reciente victoria electoral, ha manifestado intenciones de revivir su política exterior «America First», que se caracteriza por un enfoque nacionalista y un escepticismo hacia la cooperación internacional. Este enfoque se traduce en una serie de estrategias que podrían tener un impacto significativo en el orden mundial.
Relación con Israel y el Medio Oriente
– Durante su primer mandato, Trump fue un firme aliado de Israel, trasladando la embajada estadounidense a Jerusalén y reconociendo la soberanía israelí sobre los Altos del Golán. Su administración facilitó los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios países árabes.
– En su segundo mandato, Trump ha expresado la intención de presionar a Israel para que termine la guerra en Gaza rápidamente, aunque sus planes concretos serán apoyar a Israel, lo cual es una continuidad de la política exterior de los Estados Unidos. Su enfoque tiende a favorecer a Israel en detrimento de las aspiraciones palestinas.
Enfoque hacia China
– Trump ha prometido continuar con una política de confrontación comercial con China, manteniendo aranceles altos y buscando reducir el déficit comercial. Durante su primer mandato, esto resultó en una guerra comercial que afectó a economías globales. La retórica contra China también incluye preocupaciones sobre la seguridad nacional y el dominio tecnológico.
Posición sobre Ucrania y Rusia
– Trump ha afirmado que puede resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania rápidamente, aunque no ha proporcionado detalles claros sobre cómo lo haría, es bien sabido que su anterior administración la relación con Rusia se fortaleció, un trabajo conjunto al presidente Vladimir Putin. Su relación cercana con Putin y su crítica al apoyo militar estadounidense a Ucrania han generado inquietudes sobre posibles concesiones a Rusia que podrían comprometer la soberanía ucraniana, sin embargo esto fue un punto crucial para ser elegido por los votantes americanos.
¿Retiro del multilateralismo?
– Un rasgo distintivo de la política exterior de Trump es su desconfianza hacia las organizaciones multilaterales. Durante su primer mandato, se retiró de acuerdos como el Acuerdo de París y el Tratado INF. Se espera que continúe esta tendencia, lo cual podría debilitar alianzas tradicionales como la OTAN y afectar la cooperación global en temas críticos como el cambio climático.
Impacto potencial en el mundo
El regreso de Trump a la presidencia podría provocar varios cambios significativos en el panorama internacional:
México: Trump ha expresado su deseo de renegociar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que podría llevar a tensiones adicionales. La revisión del acuerdo está programada para 2026, pero Trump ha indicado que podría querer iniciar este proceso antes. Esto podría alterar significativamente las condiciones comerciales que han beneficiado a ambos países. La cooperación en temas de seguridad y narcotráfico seguirá siendo un punto crítico.
Desafíos económicos: La continuación de una guerra comercial con China podría desestabilizar mercados globales y afectar cadenas de suministro internacionales.
Desintegración del orden multilateral: Un mayor aislamiento estadounidense podría llevar a una fragmentación del orden internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial, debilitando instituciones globales y afectando la cooperación en temas como seguridad y medio ambiente.
La política exterior de Trump parece estar marcada por un retorno a decisiones impredecibles y un enfoque más agresivo hacia los adversarios, lo que plantea serias preguntas sobre cómo se gestionarán las relaciones internacionales en los próximos años. Los gobiernos de izquierda en América Latina podrán sentir la repercusión de las políticas de Trump, sin embargo las relaciones con países que sus gobiernos se orientan a la derecha se fortalecerá.
