La renta básica universal, que también es conocida como renta incondicional, ingreso universal o ingreso ciudadano, es una política estatal que busca cubrir las necesidades económicas de todas las personas independientemente de su origen u ocupación laboral. Debido a que la expansión del COVID-19 en América Latina y el Caribe ha reforzado las desigualdades y el empobrecimiento, el debate sobre la renta básica se ha agudizado cada vez más. Senadores y movimientos políticos han propuesto leyes para implantar rentas básicas para la subsistencia de las familias en tiempos de confinamiento y crisis sanitaria. ¿Cómo se define la renta básica universal?, ¿cuáles son sus orígenes?, ¿cuáles son sus aplicaciones en América Latina y el Caribe?, ¿es viable esta medida en el futuro?
Definición, orígenes y aplicaciones de la renta básica en América Latina, el Caribe y el mundo
De acuerdo con Guy Standing, la renta básica universal se define como una cantidad modesta de dinero que se paga incondicionalmente a los individuos de forma regular. Este tipo de renta está diseñada para todas las personas sin distinciones, exclusiones o discriminaciones. Generalmente, la renta básica se paga a los individuos sin considerar su condición marital, familiar o doméstica.
Según Standing, la renta básica debe ser universal. Esto indica que requiere ser pagada a cada adulto cualesquiera que sean sus circunstancias. Con esto los Estados evitan discriminaciones involuntarias y garantizan el derecho a la igualdad de ingresos económicos entre todos los ciudadanos. Como es posible notar, la renta básica es un mecanismo para corregir desigualdades de ingresos entre las personas al interior de un mismo país. La renta básica es, además, una medida con enfoque de universalidad de derechos.
Las experiencias en torno a la renta básica universal en el mundo datan de principios de los años noventa. En América Latina, varios países hicieron experimentos con rentas básicas, como Brasil, Argentina y México. Los países del Caribe latinoamericano todavía no cuentan con este tipo de medidas. En Kenia y Uganda también se han instalado rentas básicas universales desde el año 2017. En el 2011, India, Irán e Israel se sumaron a los esfuerzos por garantizar ingresos universales a los ciudadanos. En Finlandia, España, Canadá y Estados Unidos se han desarrollado programas de renta básica universal desde el 2015. No obstante, las iniciativas para garantizar sustento a todos los ciudadanos han sido registradas en la antigua Grecia. De hecho, Standing afirma que la idea de una renta básica universal emergió fundamentalmente de la utopía de Tomás Moro.
Renta básica universal en América Latina: ¿es viable en el futuro?
Con la emergencia sanitaria se generó un debate sobre la posibilidad de instalar rentas básicas universales en los países latinoamericanos. Por ejemplo, en Colombia se propusieron iniciativas legislativas para crear rentas básicas para las poblaciones más vulnerables que sufrieron los perjuicios económicos de la pandemia. Estas afectaciones negativas resultaron de las restricciones a la movilidad impuestas por los gobiernos nacionales y locales para mitigar las tasas de contagio, lo cual perjudicó el ejercicio pleno del derecho al trabajo y la educación de los ciudadanos. Así es como adquiere sentido tener una renta básica que permita a las personas más vulnerables protegerse del COVID-19 y, al mismo tiempo, subsistir económicamente.
En mayo del 2020 la CEPAL llamó a todos los países de América Latina y el Caribe a incorporar ingresos de emergencia para los sectores más golpeados por la crisis del coronavirus. Este ingreso adoptaría la forma de una renta básica universal de emergencia y tendría una duración inicial de seis meses. Por medio de esta renta, los gobiernos cubrirían las necesidades de una tercera parte de la población latinoamericana y caribeña en situación de pobreza. Respecto de la renta básica universal en América Latina, el investigador Pablo Yanes sostuvo en entrevista para DW que, “la implementación de un sistema de renta básica universal en América Latina es imperiosa, necesaria, urgente y deseable”. Sin embargo, ¿qué tan viable es generar una renta básica para los países de la región en tiempos de pandemia?
La implementación de la renta básica universal en América Latina tiene ventajas y desventajas. Por un lado, la renta básica permite responder de forma adecuada a los problemas de desempleo y desigualdad. Además, según Doménech, la renta básica elimina el riesgo de pobreza, no genera falta de empleo, aumenta el salario de reserva y también el poder de negociación. La renta básica también cuenta con la ventaja de reducir la estigmatización de los perceptores, alimentar la libertad de decisión, incentivar la educación y mejorar la salud. En cuanto a las desventajas, el Estado tiene que asumir la responsabilidad completa por la financiación, lo que quiere decir que este tendría que incrementar los ingresos fiscales. La renta básica universal también podría tener impactos negativos en los niveles de productividad y los incentivos laborales. En resumidas cuentas, los costos de ponerla en funcionamiento serían demasiado altos. Incluso, existen investigadores que consideran necesario desmontar los sistemas de seguridad social para implementar las rentas básicas universales. Esto implica hacer realidad la noción de “Estado cero” del neoliberalismo en América Latina y el Caribe.
Para implantar la renta básica en países latinoamericanos y caribeños se requiere hacer reformas en el sistema tributario y de seguridad social, de modo que se puedan suprimir o reemplazar programas por iniciativas de renta básica. En los países de Centroamérica y, particularmente, en la República Dominicana, se requiere construir estos programas de renta básica universal, puesto que actualmente no existen. En Colombia, donde actualmente se han implantado transferencias a las poblaciones vulnerables, se necesita transitar progresivamente hacia programas de renta básica universal. Solo mediante estas reformas se pueden hacer viables las iniciativas de renta básica universal en América Latina y el Caribe. Seguramente, la implementación de las rentas básicas seguirá siendo objeto de debate arduo y extenso entre funcionarios, economistas e investigadores de la región.
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