Si bien el Estado debe trazar políticas económicas que logren activar la economía y junto a esto, impulsar el desarrollo económico, el mismo debe ser bastante cuidadoso de que las medidas destinadas al bienestar social no hagan colapsar su sistema económico. La circulación del dinero como subsidio se basa en la teoría keynesiana, donde los gobiernos tratan de estimular la demanda que anteriormente existía en la economía.
Los subsidios por desempleo crean una bonanza transitoria. La cantidad de dinero recibido sin el motor de trabajo sube el consumo, pero mengua la fuerza laboral. Al aumentar la demanda, la oferta se reduce y por ende los precios se disparan y por consiguiente se produce la escasez.
No se puede crear riquezas sin trabajo, porque el individuo que antes podía comprar un pan con el dinero fruto de su esfuerzo, ahora puede comprar dos panes, sin embargo, el productor que podía satisfacer la demanda ahora no tiene como producir para suplir y, por ende, debido a la gran demanda de pan, debe subir los precios para poder producir más, se reduce la oferta por un aumento inorgánico de la demanda.
Este pequeño ejemplo muestra cómo el individuo que tiene mayor poder adquisitivo, demanda más, pero el vendedor de pan no tiene como responder a la demanda de todos los consumidores y por esto suben los precios, lo que crea inflación y escasez.
La vendedora que está ganando más dinero por sus horas de trabajo, va a comprar comida a un restaurante que ahora debe pagar más por el plato que antes comía todos los días. El restaurante subió los precios porque no podía contratar a nadie con el salario anterior y por consiguiente debe pagar más dinero para suplir la demanda y poder mantener la oferta, a su vez se ve compilado a subir los precios para poder costear los nuevos gastos y en este orden va el circulo vicioso económico en decadencia.
La cantidad de artículos que consume el individuo va a depender de su precio en la mayoría de los casos, los precios altos harán que la economía se ralentice y aquí vemos el efecto ingreso. La creación de dinero inorgánico crea inflación.
En este sentido, lo que podrá pasar en Estados Unidos está por verse, ya que la inyección de dinero a una población que no está trabajando creará inflación. Sin embargo, el alza de los precios de la canasta familiar de marzo a la fecha es abrumador y no una coincidencia aislada del subsidio por desempleo.
La política económica impulsada por el gobierno de Biden, ha logrado un nivel de desempleo altísimo y esto gracias a que para muchos ciudadanos es mejor cobrar 300 dólares a la semana en casa, que 400 yendo a trabajar.
Si bien este análisis económico es una mera interpretación, desde ahora se vislumbra lo que podría ser el colapso económico de Estados Unidos de seguir aplicándose esta política económica de forma prolongada.
Una forma inversa de esta situación, políticamente menos popular. Es la inyección económica mediante préstamos a pequeñas industrias. Esto crearía fuentes de empleo y a su vez mantendría la oferta y la demanda en un punto de equilibrio favorable, controlando a su vez la inflación.
Este tipo de políticas no son bien vistas porque “rescatan a los bancos y empresas”, sin embargo, en mi opinión, se debe rescatar a quienes producen las riquezas y por ende los empleos que es el motor de la economía y lo que permite que la economía circule.
Subsidiar el desempleo solo crea más pobreza y es una apuesta popular, pero económicamente catastrófica.
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