Cristina Fernández de Kirchner: una mujer que hace y piensa la política

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Cristina Fernández de Kirchner: una mujer que hace y piensa la política

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Cristina Fernández de Kirchner es una política argentina de gran importancia para América Latina y el Caribe. Primero, por su pertenencia y aportes a uno de los movimientos políticos más trascendentales de la región: el peronismo. Segundo, por su experiencia como mujer que hace política. Fernández ha sido presidenta de la Argentina y, actualmente, ocupa el cargo de vicepresidenta ¿Quién es Cristina Fernández de Kirchner?, ¿cómo fue su infancia, familia y matrimonio?, ¿cómo se ha desarrollado su vida política?, ¿por qué es importante Fernández para la región?

Nacimiento, familia y matrimonio

La actual vicepresidenta de la argentina nació en La Plata el 19 de febrero de 1953 y fue llamada “Cristina Elisabet Fernández de Kirchner”. Fue la primera hija de Eduardo Fernández —descendiente de españoles gallegos y asturianos— y de Ofelia Esther Wilhelm, originaria de Alemania. Actualmente, tiene una hermana menor llama Giselle. Su nacimiento se dio gracias a una partera en una casa ubicada en la calle 4 y 32 de esa ciudad.

Los diarios han informado las condiciones socioeconómicas en las que vivió la exmandataria durante su infancia. En un evento de entrega de viviendas reportado por el diario Perfil, Kirchner se refirió a su pasado: “Me impactó eso de pensar todas las mañanas cuando se levantan si el propietario no les va a renovar el alquiler o les va a pedir mucho más y no lo van a poder pagar. Lo digo porque me tocó vivirlo muy chiquita, tendría dos años apenas”. Posteriormente, relató que: “Durante la época peronista había una ley de alquileres que no permitía el desalojo de los inquilinos […] Lo primero que hizo el golpe de la [Revolución] Libertadora fue desalojar esa casa, y recuerdo que nosotros tuvimos que desalojar la casa en que yo había nacido, en 4 y 32, por esa medida”.

Cristina Fernández de Kirchner vivió su niñez y adolescencia entre tres ciudades: La Plata, Ringuelet y Tolosa. En su paso por estas ciudades mantuvo una relación cercana con su padre, pero poco afectiva, puesto que se comportaban como personas distantes. En la casa de Fernández la política era crucial: su abuelo era del conservadurismo bonaerense, pero, después se unió a las reformas y el partido encabezado por Juan Domingo Perón. El primer contacto de Fernández de Kirchner con la política se dio con la candidatura de Roberto Guaresti a un cargo público en La Plata en 1962. Desde esa edad comenzó a manifestar un interés por la política que se concretó en la universidad.

Cristina Fernández ingresó a la Universidad Nacional de la Plata en 1972 y obtuvo el cargo de procuradora en 1976. En la misma época conoció a Néstor Kirchner, quien militó en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Kirchner también hacía activismo en el Centro de Estudiantes Santacruceños de la Plata. Para 1974, Fernández militaba en la juventud peronista de su barrio y en el Frente de Agrupaciones Eva Perón (FAEP), y participaba en las Mesas de Construcción Nacional de su facultad. En 1975, Kirchner y Fernández contrajeron nupcias después de un noviazgo de seis meses.

Con el golpe de estado de 1976 y la instauración de la dictadura cívico-militar, el matrimonio se trasladó a la ciudad de Ríos Gallegos y halló ingresos económicos a través de la prestación de servicios jurídicos. Posteriormente, emergió el Estudio Jurídico Kirchner. Cuando se restauró la democracia en 1981, la pareja se unió al Partido Justicialista. En esa década, Néstor Kirchner fue elegido intendente y luego gobernador.

Desde ese entonces, comenzó a despegar la carrera política de ambos. A medida que se profundizaba y nutría su vínculo de matrimonio, lo hacía su trayectoria política. Esta díada concomitante entre el matrimonio y la política de los Kirchner tuvo dos momentos épicos: la elección de Néstor Kirchner como presidente de la Argentina en el 2003 y la posterior revelación de Cristina Fernández como primera mandataria del país en el 2007. De esta manera, pasó a convertirse en la primera mujer presidenta de la Argentina y a integrar un grupo pequeño de mujeres en política en América Latina y el Caribe.

Cristina Fernández de Kirchner: la mujer, la política

Una de las preguntas más inquietantes de la prensa y la opinión pública por la figura de Cristina Fernández de Kirchner relaciona su personalidad, con la política y su vivencia como mujer. ¿Cómo es su personalidad?, ¿qué piensa?, ¿qué hace? Sobre este punto, sus seguidores y opositores brindan diferentes respuestas.

Por lo general, sus opositores se refieren constantemente al narcicismo Fernández. Columnistas como Andrés Hatum han hecho análisis de su figura desde el mito de Narciso. Así, Hatum destaca que en Fernández hay un exceso de amor por sí misma. Dice: “El mito de Narciso nos permite analizar uno de los peores defectos de un líder: un exceso de amor propio y arrogancia que hace que esa persona transmita una idea desproporcionadamente positiva de sí misma”.

Y continúa: “Cristina ha tenido un desproporcionado sentido de su importancia. Ha estado más preocupada por fantasías exageradas de su éxito y poder que de la realidad que el contexto le imponía. Ella también cumple con otra condición del líder narcisista, que es sentirse un ser especial, ‘la arquitecta egipcia’ reencarnada, tal su propia descripción”. Con esto, Hatum explica que Fernández solo cree que puede ser comprendida y relacionarse con otras personas especiales como ella.

¿Pero hasta qué punto sentirse especial y tener una buena autoestima y detentar poder político es narcisismo?, ¿no es este un reproche a Cristina Fernández de Kirchner por no permanecer en lugar de mujer, caracterizado por la pasividad, la permisividad y el silencio?, ¿no se le castiga a Fernández su trasgresión por ser mujer y transitar del espacio de lo privado y el hogar a la esfera de lo público y la política?

En el 2020, durante un evento relacionado con el Día Internacional de las Mujeres, la diputada nacional de la provincia de Córdoba, Gabriela Estévez, dialogó con la Agencia Paco Urondo y se refirió a Cristina Fernández de Kirchner. En sus palabras, Fernández es esencial para la construcción de un feminismo popular no solo en Argentina, sino también en toda América Latina. Según ella “Cristina nos permitió a mi generación poder pensarnos como sujetas de poder logrando ser la primera mujer electa y reelecta Presidenta de la nación y ahora también Vicepresidenta. Además, es sin dudas la principal actora de la política argentina y una figura de peso a nivel regional y global”.

Adicionalmente, agrega Estévez: […] “de la mano de Cristina también pudimos resignificar el feminismo como feminismo popular vinculando la agenda de las mujeres y las disidencias como un aspecto esencial y transversal a la agenda de la justicia social. No hay justicia social con nosotras afuera. Y eso se lo debemos en parte a Evita y Cristina”.  

Los aportes de Cristina Fernández a la política en América Latina

Cristina Fernández, junto con otras mandatarias, como Laura Chinchilla, Michelle Bachelet y Dilma Rousseff, ha jugado un papel trascendental en la democratización de sus sociedades mediante políticas de igualdad de género, según las investigadoras Daniela Espinosa y María de los Ángeles Fernández. Ellas han contribuido a la visibilización de los temas relativos a la igualdad de género y la dignidad de las mujeres en la política de sus respectivos países. En efecto, Cristina Fernández también hace parte de este gran movimiento por los derechos de las mujeres en América Latina y el Caribe.

La presencia de Cristina Fernández en los más altos cargos del país ha generado un gran impacto simbólico en la manera como se construye la política: […]
“existe la convicción de que su presencia en un poder como el Ejecutivo, el más masculino de todos, producirá innegables impactos simbólicos”, sostienen Espinosa y Fernández.

Por último, al igual que cualquier mujer en el poder, Cristina Fernández, tiene que enfrentar un reto: una mujer en cargos ejecutivos no necesariamente consolida la igualdad de género por el hecho de “ser mujer”, sino por sus actos. En este caso particular, Espinosa y Fernández recuerdan que […] “a pesar del impacto democratizador que significa la llegada de una mujer al Poder ejecutivo, esto no siempre se expresa en avances sustantivos en la transformación de instituciones políticas que permitan mejorar la calidad de la democracia en sus sociedades”. De ahí que se necesite profundizar una democracia sensible al género en la Argentina más allá de la figura de Cristina Fernández.

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