AUTOR: Janet Queffelec Padrón
La invasión de Rusia en Ucrania desencadenará una crisis alimentaria a escala mundial, afectando incluso la asistencia a los países más pobres que son beneficiados con el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA).
La advertencia la hizo a mediados de marzo el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, quien precisó que Ucrania es el mayor proveedor de trigo del PMA, destinando más de la mitad del suministro a este programa que actualmente asiste a 80 países donde son entregadas alrededor de 15 mil millones de raciones de comida al año. “Debemos hacer todo lo posible para evitar un huracán de hambre y el colapso del sistema alimentario mundial”, manifestó.
Pero, además, tanto Rusia como Ucrania aportan más del 50% del aceite de girasol que se distribuye en el mundo, ya sea para consumo en el hogar o para la industria. Y es precisamente este último sector el que está sintiendo los efectos de la guerra por la escasez de este producto esencial en la elaboración de panes, galletas y salsas, así como para las conservas de pescado, ante la paralización de las refinerías ucranianas y las severas sanciones económicas sobre Rusia. España, por ejemplo, importa el 62% del aceite de girasol de Ucrania y la industria agroalimentaria se enfrentará a serios aprietos para mediados de abril cuando se agoten sus reservas.
Ante ello, la industria de los países importadores está buscando alternativas como el uso de aceite de coco o de palma, o su compra en Argentina y Brasil. Sin embargo, desde ya se vaticina una pronunciada escasez y aumento en el precio de los alimentos.
Frente a este escenario, Guterres advirtió que la mayor carga recaerá sobre los más pobres, a la vez que se propiciará en el mundo una mayor inestabilidad política y social, y un incremento del hambre en el planeta. “Ucrania posee una de las mayores reservas de grano del planeta, la Federación de Rusia es la segunda, y el conflicto podría hacer que los precios se dispararan», alertó.
El secretario de Naciones Unidas lamentó que, tras el conflicto en Ucrania, 45 países menos desarrollados y del continente africano vean mermados un tercio de sus importaciones de trigo. Mencionó que 18 naciones pobres compran hasta un 50% del cereal, como es el caso de Burkina Faso, Egipto, República Democrática del Congo, Líbano, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Cabe referir que tanto Rusia como Ucrania cultivan el 30% del trigo que se consume en el mundo.
Algunos analistas pronostican una guerra prolongada en Ucrania, con actuación de guerrillas urbanas, que podría incluso involucrar a Europa y a la OTAN, provocando una escalada con consecuencias nefastas para la humanidad.
Es por ello por lo que la ONU se ha visto en la necesidad de realizar un nuevo desembolso del Fondo de Respuesta de Emergencia por 40 millones de dólares para elevar la asistencia humanitaria, luego de la invasión a Ucrania. Para el mes de enero de este año, este Fondo tenía reservados 150 millones de dólares para operaciones humanitarias en 13 países de África, América, Asia y Medio Oriente.
