Autor: Janet Queffelec Padrón (Periodista)
El cambio climático, la disponibilidad de vacunas contra el Covid-19 y la inestabilidad en Haití, fueron algunos de los temas que centraron las intervenciones durante la Asamblea General de la ONU que se desarrolló entre el 21 y 27 de septiembre, con un especial llamado de los países a una mayor solidaridad de la comunidad internacional.
Al iniciarse el 76° periodo de sesiones, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió sobre las amenazas a las que está siendo sometida la humanidad por las grandes divisiones entre los países, que se ha visto reflejada con mayor intensidad por la pandemia del Covid-19 y el difícil acceso a las vacunas por parte de las naciones más pobres.
Guterres aseveró que el planeta “nunca ha estado tan amenazado ni tan dividido”, por lo que hizo un llamado urgente. «El mundo debe despertar. Estamos al borde de un abismo y moviéndonos en la dirección equivocada», manifestó.
Su preocupación también la centró en el cambio climático y exhortó a los Estados a “hacer su parte” para evitar una emergencia planetaria.
«Esto es una acusación moral del estado de nuestro mundo. Es una obscenidad. Hemos aprobado el examen de ciencias, pero hemos suspendido en ética. Tenemos que actuar ahora para superar las grandes divisiones y salvar a la humanidad y al planeta”, sostuvo.
EEUU, diplomacia implacable y vacunas
Estados Unidos dejó en claro cuál será la estrategia en política internacional para los años venideros. En su intervención ante la Asamblea General, el presidente estadounidense Joe Biden señaló que su país apostará por una “diplomacia implacable” para dejar atrás las guerras interminables, como la de Afganistán, conflicto que sumó dos décadas, 2.400 militares estadounidenses fallecidos y 2,3 billones de dólares en gastos.
“Nuestra seguridad, prosperidad y la propia libertad están interconectadas. No buscamos una nueva Guerra Fría o dividir el mundo en bloques rígidos. Estados Unidos está listo para trabajar con cualquier nación que dé un paso adelante, busque la resolución pacífica de desafíos compartidos, aunque tengamos profundas discrepancias en otros asuntos”, indicó Biden.
Es por ello, que el mandatario anunció una donación de 500 millones de dosis de la vacuna Pfizer contra el Covid-19 que estarán destinadas a los países menos favorecidos.
El ofrecimiento lo hizo en una conferencia virtual convocada, al margen de la Asamblea General, donde manifestó que “nada es más urgente que unirnos para combatir el Covid-19”, al tiempo que confirmó que hasta la fecha EEUU ha donado hasta 160 millones de dosis a unos 100 países, mientras que otros 500 millones de vacunas han sido entregadas al mecanismo COVAX.
“Anuncio otro compromiso histórico. Estados Unidos va a comprar 500 millones más de dosis de Pfizer para donar a países de renta media y baja y que se habrán entregado en estas fechas el año que viene. Nuestro compromiso total de donaciones es superior a 1.100 millones de dosis. Dicho de otra forma, por cada vacuna que hemos administrado en Estados Unidos, hemos comprometido tres dosis para el resto del mundo”, apuntó.
En este contexto, Colombia puso énfasis en la desigual distribución de las vacunas. “Si se mantienen atrasos en la distribución equitativa de vacunas para todas las naciones, nos exponemos como humanidad a que nuevas variables puedan atacarnos con mayor ferocidad. La inmunidad global requiere de la solidaridad para que no exista acaparamiento de unos, frente a la necesidad de otros”, demandó el presidente colombiano Iván Duque.
Por su parte, el presidente de Perú, Pedro Castillo, propuso un acuerdo entre todos los jefes de Estado y las farmacéuticas dueñas de las patentes de las vacunas anticovid para garantizar un fácil acceso a las dosis, “sin discriminación ni privilegios”.
«La cooperación multilateral es aún la gran ausente en la lucha contra la Covid-19. La iniciativa de una agenda global debería incluir vigorosas y urgentes acciones para combatir la pandemia y permitir el acceso de todos los países, especialmente de los más pobres, a las vacunas y las coberturas sanitarias complementarias», enfatizó.
En sintonía con el mandatario peruano, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, llamó a la cooperación mundial para acelerar la inmunización. «Que las lecciones que la pandemia nos dejó permanezcan para siempre en nuestra memoria y todas las dificultades superadas se constituyan en sólidas bases de un nuevo entendimiento entre pueblos», expresó.
Mientras que su homólogo de Argentina, Alberto Fernández, abogó por una declaratoria de bien público global para las vacunas. «La pandemia ha mostrado la globalización de las injusticias. Es por ello que las vacunas contra el Covid-19 deben ser bienes públicos globales», propuso, a la vez que indicó que la humanidad se enfrenta a una triple pandemia.
«Enfrentamos una triple pandemia: la de la inequidad global, la del cambio climático y la del Covid-19. El grito de la tierra se conjuga con el grito de pueblos sumidos en la desprotección y el atraso», apuntó.
Haití y la solidaridad internacional
Haití mereció un punto de debate en la Asamblea General de Naciones Unidas. La nación que ha atravesado una intensa inestabilidad política en los últimos años, agravada con el asesinato del presidente Jovenel Moïse el pasado 7 de julio, y una acuciante crisis económica, enfrentó en agosto un terremoto que sumergió aún más a la nación.
Haití es uno de los países más pobres de la región y del mundo, con 60 por ciento de sus habitantes en situación de pobreza y 24 por ciento en pobreza extrema.
Estos factores han impulsado la migración de cientos de haitianos, especialmente hacia EEUU, país que ha repelido la entrada con deportaciones, estrategia que fue rechazada por la Oficina de Derechos Humanos y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), durante el desarrollo del 76° periodo de sesiones.
“Estamos muy preocupados por el hecho de que parece que no ha habido ninguna evaluación individual del caso y que, por lo tanto, tal vez algunas de estas personas no han recibido la protección que necesitaban”, declaró Marta Hurtado, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos.
Hurtado indicó que la “compleja situación social, económica, humanitaria y política del país” ha llevado a muchos haitianos a abandonar su tierra y “tener motivos fundados para solicitar protección internacional”, por lo que solicitó “una respuesta regional coordinada”.
En el seno de la Asamblea General, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, pidió a la comunidad internacional “asumir con urgencia, y de una vez y por todas, la crisis haitiana como una de altísima prioridad y de permanente seguimiento”, al tiempo que consideró que la crisis de este país podría convertirse en un factor de inestabilidad en la región.
“Ninguna acción unilateral será suficiente para superar esa dramática situación. La comunidad internacional no debe, ni puede, abandonar al pueblo haitiano en este momento en que los niveles de inseguridad lo están llevando a su autodestrucción”, alertó, por lo que propuso “un verdadero plan integral de desarrollo económico y social, con todos los recursos necesarios y apoyado solidariamente por la comunidad internacional, pues ya no se puede pensar únicamente en medidas de carácter humanitario”.
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